Cuando tenemos que tomar determinadas
decisiones en la vida el miedo siempre nos acompaña, ¿estaré haciendo lo
adecuado?, ¿será este el camino correcto? Lo que todos y todas tenemos claro es
que no queremos sufrir, pasarlo mal o sentir miedo, ese miedo que en ocasiones
nos paraliza y no nos deja avanzar. La palabra amor esta unida al sufrimiento
irremediablemente, un día las sonrisas dejan de serlo y sientes que todo carece
de sentido. ¿Porqué siempre nos empeñamos en hacer las cosas tan difíciles?
Sencillamente porque nos atraen los retos, lo imposible, lo prohibido... la
idea de tener a alguien en todo el sentido de la palabra nos llena de
excitación, y esa misma excitación es la que nos invita a dejarnos llevar, me
gusta esa expresión "dejarse llevar", sin rumbo, sin control con
todas las consecuencias, sentir que estas viva y desear ese cuerpo, esa cara,
esos ojos, esas manos... Pensar que no hay nada mejor que entregarse al sudor
de su cuerpo y gozar de placer sin culpas. Amar y ser amado, querer y ser querido,
sensaciones únicas que nos hacen libres, pero a la vez nos atan a ese
sentimiento que es igual de bonito que doloroso. La sola idea de tener algo que
el resto desea es demasiado tentadora, y eso es lo que nos gusta, lo que
deseamos. En la vida se debe arriesgar cuando sepamos que realmente vale la
pena, cuando el alma nos invite a seguir adelante, pero si esa misma alma
siente que la batalla será perdida una retirada a tiempo siempre será una gran
victoria.
Buf, la vida es un cúmulo de muchas cosas negativas que hemos de soportar para poder disfrutar de algunas pocas cosas positivas
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